Peppiatt, Michael
Francis Bacon Anatomía de un enigma
Gedisa,1999. 424 p. 978-84-7432-740-3, Cód. 30622, 15,5 x 22,5 cm. $540

Colección: Biografías.

A Francis Bacon se le ha considerado como al más original de todos los artistas durante mucho tiempo: sus lienzos de Papas gritando y figuras humanas desmembradas son imágenes definitorias del dolor del siglo XX. Bacon fue también una leyenda entre las mujeres mundanas de Londres, un hombre que salía por las noches y bebía, jugaba, y mantenía intensas aventuras sexuales de madrugada con su blanco lienzo.

Cuando Michael Peppiatt lo conoció por primera vez en 1963, Bacon, que por aquel entonces andaba en sus cincuenta, estaba en un gran momento. Durante los siguientes treinta años, Peppiatt llegó a ser un gran amigo de Bacon y uno de sus críticos más perspicaces, y ahora ha creado una galería fascinante e inquietante de este angustioso artista moderno.

Bacon (1909- 1992) se crió en una gran casa de campo de la Irlanda rural en el seno de una familia contra cuyas expectativas convencionales se rebeló muy temprano. Cuando era joven se sumergió en el lado más oscuro de Londres y París; pero sólo se convirtió en artista después de visitar una exposición retrospectiva de Picasso en 1928. Saltó a la fama en 1944 con un tríptico que impactó al arte mundial por su marcada crueldad, y pronto apareció, junto con su amigo Lucian Freud, como el líder de la informal "School of London", la cual apoyaba su pintura figurativa en un tiempo dominado por la abstracción.

Al tiempo que sus exposiciones retrospectivas en París, Londres y Nueva York hicieron aumentar su reputación, la noche le educaba de una manera cada vez más salvaje; encantador y seguro de sí mismo, con una gran vena sadomasoquista, se enroló en los sucios negocios de los clubes de Londres y llevó todas las situaciones al extremo. Al mismo tiempo, era un artista considerado y muy culto que, de manera obsesiva, estaba alerta de sus fuentes de inspiración.

Michael Peppiatt ha resuelto muchos de los enigmas de la vida de Bacon y de su trabajo. Bacon hablaba abiertamente con Peppiatt sobre su juventud, su sexualidad, sus fantasías y sus ambiciones, consciente de una posterior publicación. A la indicación de que algunos de sus comentarios sonarían indiscretos, Bacon respondió: "Cuanto más indiscreto, más interesante ".Todo estas conversaciones, junto con documentos no publicados, profundos análisis de sus cuadros más representativos, se han incorporado en lo que es el relato más completo y fascinante sobre uno de los grandes artistas de nuestro tiempo




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